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De cloacas a ríos limpios
Décadas atrás, todo tipo de residuos y toxinas eran lanzados a los ríos alemanes. Gracias a ambientalistas, las políticas mejoraron. Hoy uno se puede bañar en ellos y los peces han regresado.
"El estado de los ríos alemanes ha mejorado considerablemente", dice Gerhard Meyer Wall, miembro cofundador de Greenpeace en Alemania. En 1980, estos ambientalistas recorrieron los ríos alemanes con un barco laboratorio y luego denunciaron su alto estado de contaminación. Las autoridades aprobaban las licencias ambientales, tal como las pedían las fábricas.
La industria adoptó entonces procesos de producción más respetuosos con el medio ambiente y se construyeron plantas de tratamiento de aguas residuales en donde bacterias descomponen toxinas y materias fecales. Además, las comunas introdujeron el principio de financiación basado en que el más ensucia el agua, más paga.
Un gran problema son especialmente los fosfatos. Hasta los 80 eran aún permitidos como aditivos en los detergentes alemanes. Los fosfatos aceleran el crecimiento de algas, conduciendo a la falta de oxígeno y provocando así la muerte de los peces.
La industria adoptó entonces procesos de producción más respetuosos con el medio ambiente y se construyeron plantas de tratamiento de aguas residuales en donde bacterias descomponen toxinas y materias fecales. Además, las comunas introdujeron el principio de financiación basado en que el más ensucia el agua, más paga.
Un gran problema son especialmente los fosfatos. Hasta los 80 eran aún permitidos como aditivos en los detergentes alemanes. Los fosfatos aceleran el crecimiento de algas, conduciendo a la falta de oxígeno y provocando así la muerte de los peces.
Con la prohibición de fosfatos en los detergentes y la restricción de otros productos de limpieza, la calidad del agua “mejoró mucho", dice Stephan Köster, del Instituto de Gestión de Aguas Residuales y Protección del Agua de la Universidad de Hamburgo-Harburg. La tecnología del tratamiento de aguas residuales es hoy tan avanzada que las “aguas residuales se pueden transformar en agua de alta pureza", agrega Koster. Pero, qué tanto debe limpiarse el agua, depende de las políticas.
Hormonas que deforman la fauna
Los medicamentos ingeridos por humanos son hoy uno de los mayores problemas en las aguas residuales. "El estrógeno en las aguas produce en caracoles y anfibios machos un efecto afeminizante que les hace perder su capacidad de reproducción, poniéndolos en peligro de extinción”, explica Wallmeyer.
"Hay que mejorar el diseño de fármacos y evitar que estos sean desechados en el inodoro. Las plantas de depuración necesitan otro nivel de purificación adicional", propone Jörg Reichenberg de la Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA).
Los agricultores dañan el agua potable
Otro gran problema se origina en la agricultura. El excesivo uso de fertilizantes, proveniente del estiércol de fábricas de engorde de animales ha contaminado suelos y dañado la salud de muchos. El estiércol, que contiene fosfato y nitratos cancerígenos, se filtra a través del suelo y contamina aguas subterráneas, ríos y lagos.
Está previsto que los agricultores registren el manejo preciso del estiércol. Si tienen demasiados animales, y por lo tanto demasiado estiércol, deben exportarlo. Si abonan en exceso los suelos, tendrán que pagar una multa. Para mejorar la calidad del agua, Jörg Reichenberg recomienda la promoción de la agricultura ecológica. Dietrich Schulz, experto en la cría de animales, está de acuerdo, pero es escéptico: "Por desgracia, la economía agrícola va en contravía".