Los médicos alopatas (normales) no más fiables que curanderos el 50% de las veces.

lunes, octubre 27, 2008


¿ Cuantas veces escuchamso burlas de la medicina "científica" contra la herbolaria o medicina china como acupuntura o cintra la homeopatía ? Muchas veces sin duda, ya que ellos presumen que segun su metodo científico (basado en estadísticas no en resultados absolutos) detentan el saber y el poder de la cura. A otros tipos de medicina lso llaman engaños, fraudes o placebos. A mi me parece que si un placebo cura, o mejor dicho que si por un placebo alguien puede currase a sí mismo, no me interesa saber de momento cómo, lo importante es eso que se cura y alivie, situación que da puerta abierta a ese entender que muchas enfermedades son mentales y mente sobre materia.

Sabemos que la industria farmaceutica e sun gran negocio, pero aun con sus laboratorios high tech, sus procedimientos crueles de experimentación en animales y todo el cobijo de la comunidad científica solo son resultados estadísticos los que determinan que tan factible es un medicamento para tratar un mal, no son resultados absoolutos de cura. Si ese mismo principio estadístico se traslada a otras formas de medicina llamadas alternativas (a la occidental científica) encontraremos también que las estadísticas pueden darnso resultados positivos, es decir en ambos casos las estadísticas demuestran que las estadísticas no demuestran nada.

Este tema lo incluyo aquí por primera ocasión pero no e sla primera vez que surge, hace algun tiempo, un par de años tal vez a lo mucho apareció en la revista Businessweek un artículo de portada señalando justamente como la ciencia médica era bastante azarosa y muy graficamente ponia en una ruleta los diferentes tipos de medicina, implicando que hay mucho por aprender y ubicaba al mismo nivel en la ruleta a la ciencia médica occidental que a la homeopatia, el yoga, el reiki, le herbolaria, etc.


Ahora con este nuevo reporte de como el 50% de las veces los doctores "científicos" en EUA, Israel, Dinamarca, Gran Bretaña y otros países solo recetan placebos a sus clientes es más claro, para mí al menos, que definitivamente muchas enfermedades no son más que necesidd de atención, contacto y cariño humano. Un placebo no cura, cura la mente de quien lo ingiere, es de algun modo un poder transferido, me pregunto si será similar el principio de la fé, pero eso es otro tema.


Les dejo aquí algunos los textos y enlaces de la nota, no sin antes comentar que también algunos somos de la idea que ir al doctor aveces lejos de curar lo hace sentir enfermo a uno, pero un chequeo rutinario y vida y dieta sana por sobre todo nunca está de más.




By GARDINER HARRIS
Published: October 23, 2008
Half
of all American doctors responding to a nationwide survey say they regularly
prescribe placebos to patients. The results trouble medical ethicists, who say
more research is needed to determine whether doctors must deceive patients in
order for placebos to work.


The study involved 679 internists and
rheumatologists chosen randomly from a national list of such doctors. In
response to three questions included as part of the larger survey, about half
reported recommending placebos regularly. Surveys in Denmark, Israel, Britain,
Sweden and New Zealand have found similar results.

The most common
placebos the American doctors reported using were headache pills and vitamins,
but a significant number also reported prescribing antibiotics and sedatives.
Although these drugs, contrary to the usual definition of placebos, are not
inert, doctors reported using them for their effect on patients’ psyches, not
their bodies.

In most cases, doctors who recommended placebos described
them to patients as “a medicine not typically used for your condition but might
benefit you,” the survey found. Only 5 percent described the treatment to
patients as “a placebo.”

The study is being published in BMJ, formerly
The British Medical Journal. One of the authors, Franklin G. Miller, was among
the medical ethicists who said they were troubled by the results.

“This
is the doctor-patient relationship, and our expectations about being truthful
about what’s going on and about getting informed consent should give us pause
about deception,” said Dr. Miller, director of the research ethics program in
the department of bioethics at the National Institutes of Health.

Dr.
William Schreiber, an internist in Louisville, Ky., at first said in an
interview that he did not believe the survey’s results, because, he said, few
doctors he knows routinely prescribe placebos.

But when asked how he
treated fibromyalgia or other conditions that many doctors suspect are largely
psychosomatic, Dr. Schreiber changed his mind. “The problem is that most of
those people are very difficult patients, and it’s a whole lot easier to give
them something like a big dose of Aleve,” he said. “Is that a placebo treatment?
Depending on how you define it, I guess it is.”

But antibiotics and
sedatives are not placebos, he said.

The American Medical Association
discourages the use of placebos by doctors when represented as helpful.

“In the clinical setting, the use of a placebo without the patient’s
knowledge may undermine trust, compromise the patient-physician relationship and
result in medical harm to the patient,” the group’s policy states.

Controlled clinical trials have hinted that placebos may have powerful
effects. Some 30 percent to 40 percent of depressed patients who are given
placebos get better, a treatment effect that antidepressants barely top.
Placebos have also proved effective against hypertension and pain.

But
despite much attention given to the power of placebos, basic questions about
them remain unanswered: Are they any better than no treatment at all? Must
people be deceived into believing that a treatment is active for a placebo to
work?

Some studies have hinted at answers, but experts say far more work
is needed.

Dr. Howard Brody, director of the Institute for the Medical
Humanities at the University of Texas Medical Branch, in Galveston, said the
popularity of alternative medical treatments had led many doctors to embrace
placebos as a potentially useful tool. But, Dr. Brody said, doctors should
resist using placebos, because they reinforce the deleterious notion that “when
something is the matter with you, you will not get better unless you swallow
pills.”

Earlier this year, a Maryland mother announced that she would
start selling dextrose tablets as a children’s placebo called Obecalp, for
“placebo” spelled backward.

Dr. Ezekiel J. Emanuel, one of the study’s
authors, said doctors should not prescribe antibiotics or sedatives as placebos,
given those drugs’ risks. Use of less active placebos is understandable, he
said, since risks are low.

“Everyone comes out happy: the doctor is
happy, the patient is happy,” said Dr. Emanuel, chairman of the bioethics
department at the health institutes. “But ethical challenges remain.”

1 comment

Editor dijo...

Más al respecto y nótese que dicen sentirse éticamente satisfechos, será por qu eno tienen ética. Al final incluyo otra nota donde uno más ataca a la homeopatía de placebo, a estas alturas no veo a que viene la queja.

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LA MAYORÍA CREE QUE ES ÉTICAMENTE ACEPTABLE

La mitad de los médicos de EEUU receta placebos de manera habitual
Actualizado viernes 24/10/2008 19:21 (CET)
CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- Según una encuesta reciente elaborada por la Asociación Médica de Estados Unidos, la mitad de los médicos de este pais receta habitualmente placebos –sustancias inocuas-. El secreto de estos remedios es que el enfermo crea que está tomando algo con utilidad terapéutica comprobada, es decir, engañarles. ¿Es ética esta práctica o, por el contrario, viola los derechos del paciente? La conclusión, de momento, es que hacen falta más estudios.

El placebo es tan antiguo como el hombre. Los códices médicos de la antigüedad recogen miles de sustancias con las que se trataba infinidad de dolencias de las cuales, como sabemos hoy en día, muy pocas tenían un efecto real. Pero nadie prescindió de su uso, incluso hasta bien entrado el siglo XX, menos aún cuando no existía una cura para los males que aquejaban a los pacientes.

Su mecanismo de acción es sencillo: la persona que los toma, convencida de que tiene una acción curativa, se sugestiona y hace que ciertas partes de su cerebro se activen y liberen endorfinas, sustancias relacionadas con los sentimientos placenteros y la analgesia. Esto mejora la tolerancia al dolor y el estado general del enfermo.

Sus defensores arguyen que "es uno de los tratamientos disponibles más efectivos frente a algunas patologías crónicas", mientras que sus detractores opinan que su administración, dado que lleva aparejada el engaño, "viola la autonomía del paciente y el consentimiento informado", de acuerdo con un estudio publicado en la revista 'British Medical Journal'.

Las fuerzas están equilibradas, a tenor de los resultados de la citada encuesta, que también recoge este trabajo. De los 679 reumatólogos e internistas –especialidades en las que las dolencias crónicas difíciles de manejar- que tomaron parte en ella, la mitad respondió que recetaba placebos de forma regular y el 62% consideraba este hecho "éticamente aceptable".

La explicación más frecuente que le daban a sus pacientes, dada por el 68% de los consultados, es que se trata de "una medicina que no se usa típicamente en su enfermedad pero que podría ser beneficiosa para usted". Sólo el 5% admitía que se trataba de un placebo.

Llama la atención el cambio en el tipo de sustancias empleadas, preocupante en algunos casos, según apunta el estudio. Frente al ínfimo porcentaje que emplea las clásicas píldoras de azúcar (3%), llama la atención la prescripción de antibióticos (13%) y sedantes (13%), que pueden tener importantes consecuencias negativas para los pacientes y la salud pública. El uso de analgésicos (41%) y vitaminas (38%), dada su "relativa inocuidad", preocupa menos a los investigadores.

"Cuando o bajo qué circunstancias recomendar o prescribir tratamientos placebo es apropiado sigue siendo una cuestión de debate ético y normativo", concluyen.

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http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2008/775/1224885605.html

«Los remedios homeopáticos son sólo un placebo’’
Catedrático de Medicina alternativa de la Universidad de Exeter (Reino Unido), trabaja para separar las disciplinas que realmente sirven de los fraudes.

ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Es el titular de la cátedra más antigua de Medicina Alternativa del mundo; la de las Universidades de Exeter y Plymouth (Reino Unido). Sin embargo, Edzard Ernst, un médico alemán formado en fitoterapia, homeopatía, osteopatía, masaje y acupuntura, es lo más alejado de un defensor radical de estos procedimientos que en ocasiones no cuentan con ninguna prueba científica de su valor. El pasado sábado estuvo en nuestro país donde, en el seno del III Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, explicó que la única manera de que estas terapias tengan el reconocimiento que se merecen es separar el grano de la paja.

Pregunta.- Medicina alternativa, complementaria, integral... ¿Con qué término se queda usted?

Respuesta.- Es algo babilónico que a mí también me resulta confuso; pero preferimos los términos de Medicina Alternativa y Complementaria o Medicina Integral porque llevan implícita la idea de no exclusión.

P.- ¿Es posible la unión entre medicina convencional y alternativa?

R.- Claro que sí. Pero sin duda es mejor hablar de diferentes disciplinas, porque hay muchas que se cobijan bajo el mismo paraguas, pero no tienen nada que ver unas con las otras.

P.- Por no hablar del fraude que hay detrás de algunos casos.

R.- En efecto. Aunque me gustaría matizar que, igual que en medicina alopática, en la complementaria no se debería preguntar si algo funciona o no; sino si un tratamiento sirve para un fin concreto. A nadie se le ocurre plantear si un analgésico vale; sino si alivia el dolor o no. Se llega a una conclusión mediante investigación básica y ensayos clínicos.

P.- Muchos dicen que no pueden someterse al criterio alopático.

R.- Eso no es más que una excusa. Siempre hay formas de demostrar objetivamente que algo es válido; pero a veces no conviene. Es curioso que cuando un ensayo sale favorable, estos defensores lo proclaman a los cuatro vientos y cuando les lleva la contraria esgrimen este argumento. Es una actitud hipócrita.

P.- Esas ideas, recogidas en su libro 'Trick or Treatment?, alternative medicine on trial' ('¿Truco o tratamiento?, la medicina alternativa a prueba') deben de haber encendido los ánimos a más de uno.

R.- Mi compañero Simon Singh (coautor de la obra) y yo hemos hecho un repaso exhaustivo de más de 30 procedimientos alternativos y hemos emitido un veredicto según la evidencia científica disponible y a veces eso no gusta. Por ejemplo, hemos llegado a la conclusión de que los remedios homeopáticos son sólo placebos y en algunos países eso es una bomba.

P.- ¿Por eso ofrecen 10.000 libras a quien aporte una evidencia sólida de sus beneficios?

R.- Tras la publicación del libro los homeópatas llegaron incluso a los ataques personales, así que ideamos este premio, que tiene unas bases perfectamente definidas. Es una apuesta que no podemos perder.

P.- ¿Qué tiene de malo el placebo si alivia al paciente?

R.- Me he formado en homeopatía y que tenga un efecto placebo [cualquier tratamiento lo lleva intrínseco], no quiere decir que funcione. Después de una hora de consulta en la que empatizan contigo, te escuchan, te comprenden, te compadecen... se hace una especie de psicoterapia muy valiosa. No obstante, cuando se prescriben unos productos que no tienen efecto se produce un engaño que no es ético; máxime cuando es el paciente el que corre con todos los gastos.

P.- ¿Qué otras prácticas similares carecen de evidencia?

R.- Hay bastantes, pero dos de las más conocidas son las flores de Bach y las sales de Schüssler. Ni una sola prueba clínica las avala.

P.- Tranquilícenos un poco. Refiera algo que no sea un fraude.

R.- El ginkgo o el hipérico [hierbas para mejorar la circulación y aliviar la depresión, respectivamente] están mostrando su eficacia en ensayos bien diseñados, la acupuntura lo mismo en ciertas patologías. Por ahí tendrán que pasar el resto de terapias alternativas, pero aún hay poca evidencia derivada de trabajos serios.

P.- ¿Los médicos y farmacéuticos son receptivos a la medicina integral?

R.- Depende sustancialmente del país en el que nos encontremos. En Alemania, por ejemplo, los médicos convencionales aplican estas terapias porque han recibido la formación adecuada y porque su misión es ofrecer una orientación responsable al paciente, que a veces puede elegir entre un remedio alopático y otro alternativo. En otras naciones eso no existe.

27 de octubre de 2008, 10:07 a.m.

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